La violencia de género es uno de los mayores tumores que corrompen la sociedad. Pues, la errónea creencia de que la mujer es propiedad del hombre, es una idea retrograda que debe esfumarse de las mentes de hombres y mujeres. Ya que la violencia en contra de la mujer es un obstáculo que nos impide progresar como seres humanos.
El origen de este problema reside en las sociedades patriarcales. Un tipo de sociedades en las que el reparto de poder entre sexos es desigual, dándoles más poder a los hombres que a las mujeres. O lo que es lo mismo, sociedades donde se tiene el convencimiento de que el hombre ha de tener una posición superior a la mujer. Una imposición que atenta en contra de la autonomía de la mujer puesto que hace que las mujeres sientan que deben ser inferiores a los hombres y les dificulte reconocer el maltrato. Cuarenta y cinco mujeres han sido asesinadas en lo que va de año en España. De las cuales, sólo nueve denunciaron su situación. Existen muchos motivos por los cuales las mujeres víctimas del maltrato no denuncian el abuso de sumisión y control en la relación. Pero el principal es el síndrome de la indefensión aprendida, que es cuando una persona se cohíbe y muestra indiferencia a las acciones para modificar su situación. Consecuencia de la continúa exposición al desprecio y violencia de sus parejas, lo que provoca un desgaste psicológico.
Es por esta razón por la que la respuesta social para extirpar el tumor de la violencia de género, no sirve con la elaboración de campañas para concienciar a las mujeres víctimas de cualquier tipo de maltrato para que denuncien a sus agresores. Sino que hay erradicar el problema desde su origen, desde la naturaleza ideológica de la cuestión, impartiendo una educación que ponga fin al denominado “sexismo benévolo”.
¿Qué me cuencas? 